Desde que Maria Grazia Chiuri asumió el cargo de directora creativa de la moda femenina de Dior, ha colaborado con artistas femeninas en cada temporada. Esta temporada, ha invitado a la artista Mariella Bettineschi a colaborar en el diseño de la pasarela, creando una instalación artística llamada «The Next Era».
El entorno del desfile se asemeja a una galería de arte, con grandes retratos de mujeres que datan de los siglos XVI al XIX colgados en las paredes. Tras el tratamiento de Mariella Bettineschi, todas ellas tienen un segundo par de ojos, cuestionando aparentemente las restricciones impuestas a las mujeres.
Para la temporada de otoño e invierno de 2022, Maria Grazia Chiuri colabora con la empresa emergente italiana D-Air Lab para incorporar tecnología avanzada en la estructura de la ropa, como la capacidad de ajustar la humedad corporal y un sistema que proporciona calor al cuerpo cuando es necesario.
La primera pieza presentada es un mono que es el resultado de la colaboración entre ambas partes, inspirado en la intrincada intersección de las venas y arterias del cuerpo humano, utilizando tecnología de temperatura constante que ajusta la temperatura según el clima ambiental, anticipando que la ropa del futuro quizás pueda adaptarse mejor a los caprichos cambiantes del entorno natural.
Además, Maria Grazia Chiuri también incorpora telas de grisalla de hombre en prendas femeninas, mostrando una variedad de cortes a través de diferentes ángulos visuales, como faldas plisadas y complejas; y en cuanto al uso de materiales, se nota la atención al detalle, con la clásica Chaqueta Bar y la falda larga de tweed, combinadas con chalecos tipo salvavidas, guantes futuristas y hombreras tipo armadura, creando un fuerte contraste y reinterpretando el pasado, presente y futuro con una variedad de rostros femeninos.
Aunque esta temporada ha visto muchos elementos neutros combinados con la tecnología, todavía se pueden ver los detalles característicos de Dior, como el encaje, el bordado, la gasa, etc., que parecen transmitir que, bajo la apariencia fuerte y resistente del feminismo, todavía se conservan los delicados y románticos sentimientos femeninos.