La Biblioteca Nacional de Francia, ubicada en París, tiene una larga historia. Fue completada en la segunda mitad del siglo XIX por el arquitecto Henri Labrouste y se considera una obra maestra del estilo Beaux Arts. Este estilo es una corriente tardía del neoclasicismo que combina elementos de la arquitectura griega y romana. Con su diseño interior único, se ha convertido en uno de los hitos culturales más importantes de la ciudad.
Esta biblioteca, que antes era de uso exclusivo de la realeza, fue renovada durante 15 años por los arquitectos Bruno Gaudin y Virginie Brégal, y finalmente reabrió al público a finales del año pasado, exhibiendo más de diez millones de obras de arte, fotografías, manuscritos históricos, monedas y joyas. La Sala Oval, diseñada por el arquitecto Jean-Louis Pascal en el siglo XIX, ha sido restaurada y conserva en gran medida su techo de vidrio arqueado de 60 pies. La luz natural entra a través de las claraboyas, convirtiéndose en una hermosa sala de lectura pública.
Para este proyecto de renovación, el arquitecto también ha añadido una gran escalera de acero y aluminio. Subiendo las escaleras, el piso también alberga un pequeño museo y la Galería Mazarin, que tiene unos 150 pies de largo y cuenta con un techo pintado al estilo barroco. Se ha añadido un pasillo de cristal que conecta el este y el oeste de la biblioteca, y se ha creado una nueva entrada para facilitar el acceso a más visitantes.
Aquí, además de libros, se almacena una colección de documentos históricos y obras de arte, en total 22 millones de piezas. En el vestíbulo, encontrarás la segunda colección más grande del mundo de jarrones griegos, impresiones originales de Rembrandt y Picasso, esculturas de Matisse, la Biblia de Gutenberg y un juego de ajedrez de marfil de Carlomagno, entre otros. La variedad de exhibiciones no es inferior a la de un museo, por lo que te recomendamos incluirlo como un lugar imprescindible para visitar en Francia.